martes, junio 28, 2005

Con el Voto de Fuera.

(La Crónica/NTX) El pleno de la Cámara de Diputados aprobó hoy una histórica
reforma que permite que unos cuatro millones de mexicanos que radican en Estados
Unidos y otros países puedan votar en las elecciones presidenciales el 2 de
julio de 2006.


Algo que hoy es motivo de celebración para los que por X o Y circunstancia abandonaron su propia patria para cambiarla por alguna otra, debe ser motivo de preocupación para todos los que nos quedamos en este suelo. Es un tema espinoso, lo sé, pero trataré de dar una opinión más o menos coherente.

Siento que ese derecho a voto no debe darse a los que decidieron abandonar este país, a menos que estas personas se encuentren sólo de viaje (placer, negocios, estudios). Éstas personas que ya se decidieron por la residencia permanente más allá de nuestras fronteras, lo último que quieren saber (además de que es también en lo último que deben opinar) es quién lleve las riendas en el terruño... más bien, ellos lo que ya deben buscar es quién los gobierne en el lugar donde aterrizaron.

A mi muy particular manera de ver las cosas, una persona que se va a residir en el extranjero es como lo que se da con alguien que se casa: quien contrae nupcias sale del hogar paterno para crear un nuevo hogar y todos felices y contentos, cada quién por su lado sin que un hogar afecte las decisiones que se toman en otro. La situación del voto en el extranjero es como si en el hogar de los padres quieren comprar un perrito y a la de a fuerza el hogar de los recién casado quiera que sea de una determinada raza; o viceversa, como lo que ocurre en muchos hogares, que la suegra esté friegue y friegue en el hogar de los recién casados. Se genera conflicto.

Y ya de lo del envío de los votos vía postal, ni hablamos. El SEPOMEX no se caracteriza por ser un servicio de calidad. Sería el semillero perfecto para los más diversos fraudes.

Ni modo... y a ver qué pasa con esta no tan bien pensada decisión.